La perfección de los hijos









7° Domingo durante el año 

Para el día de hoy (19/02/17):  

Evangelio según San Mateo 5, 38-48



Las lecturas lineales o superficiales no son veraces ni tampoco justas, y originan todos los fundamentalismos, nocivos y contrarios al Evangelio. Así entonces, la llamada Ley de Talión no debe despreciarse o minusvalorarse.

En tiempos antiguos, la Ley de Talión -o lex talionis- implicó un salto cualitativo gigantesco en el ordenamiento jurídico de la nación, pues es esfuerzo y razonamiento para superar los fuegos de la venganza y establecer principios de justicia retributiva, especialmente en el ámbito penal. Socialmente también expresaba un compromiso con la equidad, abandonando caprichosas arbitrariedades.
Aún hoy, traspolada en parámetros culturales actuales supondría un principio moderador de cualquier abuso, relegando la violencia como último recurso y asignando responsabilidades.

Si bien la Ley de Talión es un criterio surgido en numerosos pueblos, adquirió un significado especial para Israel desde su casuística religiosa, en la que predominaba -en tiempos de Jesús de Nazareth- la corriente farisea, según los principios de proximidad/projimidad; es decir, la Ley aplica a mi prójimo, la justicia para los míos y no para los otros, los extraños, los enemigos.

Pero la enseñanza del Maestro irrumpe en la historia y derriba ciertos parámetros mundanos en apariencia inamovibles. No hay desprecio de la Ley ni impulso a la desobediencia. Por el contrario, convoca a llevar a una dimensión trascendente las relaciones humanas, un plano de justicia que se establece desde el escándalo y el asombro de la misericordia y el perdón.

Grave error sería pensar una bucólica imagen de pasividades sin destino, de pacifismos paralizantes. Antes bien, es la dinámica del amor que desdibuja todas las fronteras que solemos crear para separar y dividir y acerca a las personas desde otra perspectiva, la mirada bondadosa de un Dios que llueve su providencia sobre todos por igual.

Es dificilísimo el perdón a los enemigos, pero la venganza impone cavar dos tumbas. El amor a los enemigos expresa la bondad infinita de un Dios que se llega a nuestros arrabales, Dios Padre que se hace hermano en nuestras miserias y que nos señala en Cristo el único camino de la perfección, el ascenso a través del amor, con todo y a pesar de todo.

Paz y Bien


1 comentarios:

ven dijo...

El amor y sólo el amor es el camino para la perfección. Gracias mil gracias, un fuerte abrazo fraterno.

Publicar un comentario

ir arriba