La Anunciación de Zacarías



Para el día de hoy (19/12/13):  
Evangelio según San Lucas 1, 5-25




(Isabel y Zacarías, Zacarías e Isabel. Ambos pertenecientes al último resto fiel de Israel, ambos partícipes de la historia y los espacios sagrados de su pueblo. Ella, por descender de Aarón, él, sacerdote de la clase sacerdotal de Abías, que brinda su ministerio sacerdotal en el Templo de Jerusalem. Ambos simbolizan la vivencia plena de la Ley en la vida cotidiana y en el culto.

Viven en una aldea en las montañas de Judea, Ain Karem. Sin embargo, parecería que los acontecimientos principales acontecen alrededor del enorme Templo de la Ciudad Santa.
Ambos han llegado a las puertas de la ancianidad: se podría inferir que ambos han sido benditos con la longevidad en tiempos en que la expectativa de vida era bastante reducida a lo que hoy tenemos por normal. Aún así, portan la condena de la esterilidad. A pesar de su fidelidad y de ser casi abuelos, no han podido tener hijos. 
Según las tradiciones rabínicas y patriarcales de aquel tiempo, ello traía aparejado como consecuencia cierto desprecio -a veces no tan evidente ni explícito- porque una vida estéril es una vida que se apaga sin frutos, una vida que no contribuye a la expansión de Israel, vidas que poco a poco se apartan de toda participación comunitaria. 
Y hay otra cuestión que no se menciona en esa época y en ésta de tanta moralina firme y banal a la vez: se trata de dos personas mayores a las que, por tales, se las supone exentas de expresar mutuamente su amor a través de sus cuerpos. Es decir, que por ancianos y por estériles, la sexualidad implica una prohibición y una cancelación en apariencia natural. Su contrapartida es vergüenza y es oprobio.

Con todo y a pesar de todo, comienza un tiempo nuevo de cosas asombrosas y extraordinarias.

El suceso principal anunciado por el Evangelista Lucas acontece en un ámbito santo: el pueblo en oración tenaz, el sacerdote ofreciendo el incienso cultual en el sitio más sagrado del Templo al cual solamente accedían los sacerdotes, algo así como el sagrario/tabernáculo. Allí un Mensajero le brinda una noticia asombrosa: a pesar de su edad y la de su esposa, será finamente padre, y el hijo que ha de venir será un grande en Israel, un hombre santo, una alegría para sus padres y para todo el pueblo. 

-en los pueblos más sencillos y en algunos barrios permanece esa fabulosa y mansa costumbre de celebrar la vida que se renueva en cada nacimiento-

Como si no fuera suficiente, el Mensajero le anuncia también que el Niño ha de llamarse Juan, es decir, Dios es misericordia. El niño será profeta, proclamará la llegada inminente de Aquél que todos espean desde hace tanto, y denunciará todo lo que se opone al proyecto de Dios, a la vida misma, y emprenderá una santa tarea de reconstrucción de las familias, tarea de reconciliación y perdón.

Para Zacarías, sacerdote y ante todo hombre de fé, quizás es demasiado. Porque cuando la razón no es suficiente, hay que dejar paso al co-razón. Por ello mismo la intención aquí no es detenernos en un pretendido castigo a causa de la incredulidad de Zacarías.
Mejor es reflexionar que hay momentos en los que es necesario callar, hacer silencio para permitirnos escuchar lo que Dios nos quiere decir, aguardar pacientemente a que vengan tiempos más propicios en que no nos surjan las quejas sino las gratitudes y las alabanzas. Que vengan los tiempos de celebrar la vida con todas las letras.

Una mujer -casi abuela- se esconde por varios meses por la vergüenza de ser una madre próxima a su edad.
Otra mujer -casi una abuela- se pone en camino para contar las maravillas que le han sucedido, la vida que se le crece en su seno, un Dios que la ama en su enorme pequeñez.

Un hombre viejo y sacerdote ha de callarse hasta que sea la ocasión perfecta y justa de volver a hablar verdades.
Una mujer galilea canta a con toda su voz a un Dios magnífico que siempre cumple sus promesas, que es misericordia y liberación, Dios que derriba a los poderosos y está profundamente enamorado de los pobres y los humildes.

Es el tiempo de la Gracia, el fin de todos los nuncas y los jamases, el comienzo de todo es posible, el nacimiento próximo de todas las alegrías para todos los pueblos de la tierra y la historia)

Paz y Bien

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buena información hice mi primera comunión gracias a estas información les deseo una buena vida a todos. 😊

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